Cuartetos a San Bartolomé, una pintura de Fulgencio Saura Mira que restituye la mirada

San Bartolomé se alza sin prisión,
pues Fulgencio, en su lienzo, ha desterrado
el bloque gris que usurpa lo sagrado
donde Riquelme alzaba su mansión.
II
No hay monstruo urbano, no hay contorno impío:
la pincelada invoca lo perdido,
palacio imaginado, restituido
bajo el azul sereno del estío.
III
Más que figura es símbolo encendido,
mensaje entre columnas desplegado,
donde el ojo interior queda atrapado
por lo invisible que ha sido tejido.
IV
Justo Millán murmura desde el trazo:
está el Romea, la plaza, la Caridad,
y el mármol que guardó la eternidad
de Joaquina, sin nombre y sin abrazo.
V
Y en nuestra Caradoc, tan bien hablada,
revive lo que el arte deja en claro:
el alma tras la piedra, lo bizarro
de dar memoria a aquello que no es nada.
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