COLA DE MILANO
Imagen: The
Italian prime minister, Giorgia Meloni, paying her respects to Pope Francis
inside St Peter’s Basilica. Photograph: Vatican Media Handout/EPA (open)
COLA DE MILANO
Al Papa lo llevan a enterrar
en ataúd de cola de milano,
sin clavos, con ensamblado artesano,
La túnica inconsútil, sin rasgar,
se hermana a este silencio soberano:
ningún clavo profana el cuerpo humano,
ningún hierro se atreve a señalar.
Entre la columnata se despliega
la pompa multicolor, la vieja escena
de alabardas y púrpuras que ruegan.
Hoy todos le proclaman luz serena:
credos, naciones… Ninguno reniega.
Nadie clavó un clavo en su condena.
Ni uno solo, por arte o por empeño,
como si la Pasión fuera ya un sueño.
No estaría de más una pequeña explicación al poema, que puede resultar algo críptico para algunos.
El motivo formal, el epítome, es el ataúd del Papa Francisco. El ensamblaje está hecho con una técnica muy sólida y resistente, a la par que antigua, es la cola de milano. Llamada así por los salientes y entrantes, que se entrecuzan en los bordes, y que tienen forma trapezoidal, como de una cola de milano.
La metáfora se produce con que ese ensamblaje no necesita clavos, se produce por la resitencia mecánica de la forma.
Esta es la clave de la metáfora, lo principal: que no necesite hierros que lo atraviesen, de forma punzante e hiriente, como los que se utilizaron para crucificar a Cristo.
Además, que el ataud no lleve clavos tiene que ver con:
a) En su muerte y en todo lo que le rodea no ha habido críticas acerantes, ni heridas, todo son comentarios laudatorios y adhesiones a su pensamiento y forma de hacer, incluso desde los sectores más divergentes.
b) No sabemos si de forma deliberada, aunque posiblemente incluso haya pasado desapercibido, existe un segundo elemento poético, es la comparación con la túnica inconsútil de Jesús. Ésta no fue en su elaboración penetrada por aguja ni rasgada con tijera, ambas de acero. Tampoco el ataúd ha sido penetrado por el hierro de los clavos. Aunque creo que sería excesivo que se evocase esa idea tan pretenciosa por quienes han organizado el entierro.
Por último, el estrambote hace alusión a que todo son complacencias y buenas palabras, nada recuerda a la Pasión (Semana Santa), tan próxima, donde, ahí sí, todo es dolor y clavos. Y también en la que todos renegaban de Cristo, al revés que ahora, donde los poderosos acuden a ver si se les contagia algo del prestigio del pontifice muerto.
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