Alfonsíes. Quintillas.
Alfonsí no es alfonsino. O, mejor dicho, sí lo es. Pero no sucede así a la inversa. Todo alfonsí es alfonsino pero no todo alfonsino es alfonsí. Basta leer lo que dice la RAE. Alfonsino es relativo a Alfonso y alfonsí lo es a Alfonso X.
Dicho esto, hay que decir queseis amigos, que lo somos desde hace sesenta años, nos reunimos periodicamente y estamos vinculados siempre por un lazo que nació alla en los años sesenta del siglo pasado en las aulas patios y pasillos de lo que fuen antes Colegio de Teólogos San Isidoro y entonces Instituto de Bachillerato Alfonso X El Sabio. Somos muy distintos, pero nos une el sentimiento de la amistad en el sentido que lo definió Séneca en sus Cartas a Lucilio
"El verdadero calificativo de amigo lo merece aquel a quien, después de haberle juzgado digno de tal nombre, le confiamos los secretos como a nosotros mismos"
Todo lo demás quiero expresarlo en las siguientes
Quintillas de Los Alfonsíes
Seis amigos, seis hermanos,
unidos por la amistad,
forjaron sueños tempranos
bajo el viejo y noble arcano
de Alfonso el Sabio, inmortal.
De toga viste el primero,
su verbo es filo y razón,
en litigio justiciero
derriba al más altanero
con su lógica y visión.
El segundo, entre los cielos,
con valor y sin temblor,
salta al viento sin recelos,
pues lo guían sus anhelos
de lealtad y pundonor.
El tercero, con maestría,
supo el oro interpretar,
entre cifras y energía
navegó la economía
y aprendió a multiplicar.
Bajo la puerta, firme roca,
el cuarto brilló al jugar,
atajó con mano astuta,
su leyenda queda en boca
de quien ama el balompié.
Con la tela y con el trato,
el quinto supo vencer,
en negocios, buen olfato,
con ingenio y arrebato
hizo el arte de vender.
Y quien habla, en sus desvelos,
busca en códigos la luz,
teje ideas, alza vuelos,
y entre versos y entre anhelos
escribe historias en cruz.
De Caradoc y Joaquina,
su gran obra ya nació,
como antaño en la rutina
donde el alma nunca exprima
lo que el tiempo rescató.
Seis amigos, seis caminos,
y un abrazo fraternal,
los Alfonsíes, divinos,
siguen siendo peregrinos
en una historia sin final.
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